Estaba con mi gran amiga Majo Tame, con la Prófuga y con otras amigas del trabajo tomando un café (aprovechando que no está Charlote en la ciudad, porque medio escupe a mi Majo preciosa).
Majo es el tipo de "niña bien" que siempre tendrá un comentario adecuado. Aún más si está bajo el influjo de algún psicotrópico o bebida de moda.
Mientras las demás nos quejábamos amargamente sobre "nuestros" hombres. Ella se mantuvo callada.
Entre los debes-hacer-esto y los mandalo-al-carajo-de-una-buena-vez, me llamó la atención que nuestra amargura no parecía afectarla: "Bueno, Majo. ¿Y tú no me vas a decir lo jodida que estoy? ¿Estás muy por encima de tus amigas que no puedes darme un consejo?"
Tomó aire, se arregló el perfecto alaciado y, dando una bocanada a su cigarro, dijo de lo más relax: "No se güey. Yo no soy la que anda con una vieja que parece cerillito de un Soriana. Pregunta a tu ex".
¡Ah, qué Majo! Tan poblana ella y tan acertada.
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