27 ago 2009

Encuentros y despedidas


Con los nuevos acontecimientos familiares y beberiles, era de esperar mucho movimiento por este blog. Mi tía ha regresado y la casa se ha vuelto de cabeza.

Penelope (su "consen"), la fue a recibir rete temprano al aeropuerto. Y todas nos reunimos para el té con galletas en la nueva casa de Charlotte (que ha agarrado unas ondas bastante bohemias y unas amistades bastante underground)

Pero yo, no puedo sentirme completamente feliz.

Amo con todo el corazón a mi tía, prima y hermanas. Pero estoy deshecha por dentro y es culpa de un hombre.

... Bueno, de varios. Pero UNO en específico me vino a dar al catre.

Durante meses nos vimos a escondidas de la familia. Todo muy inocente porque somos de distintas sociedades. Nos escribíamos cartitas en el trabajo y las dejábamos, muy monas, debajo de la puerta de la oficina del otro. Ahora que lo pienso: qué empalague, qué de flojera...

Unos 7 meses duró el affair. Y apenas la semana pasada, como garrafón de Bonafont, me cayó con la noticia de su próxima boda. El muy becerro me dijo que la razón del casamiento es la presión de los padres de ambos. ¡Hijo de su repoblanísima madre!

Como si esto no fuera suficiente para hacerme sucumbir ante litros de carbohidrato helado, frito y hasta pasado por agua; me ha dicho que me va a invitar! ¡CABREJO PENDON!

Pero ya estuvo. Ahí se acabó la idiota Ana Fortuna. La hija buena. La modosita.

Ahora, puro pelado motociclista. Puro señor de dudosa procedencia. Con reputación cuestionable. Catrines no more, ¡BASTA! YA NO MAS!!!